4.11.07

UN CUERPO

Me queda:

Una rodilla lastimada,
un dolor de cabeza,
el pelo mojado,
la muñeca esguinzada,
los labios paspados,
mis voces entrecortadas
y bostezos secos y repetitivos
que sí llenan los espacios
de las oraciones vacías.
De la vida aburrida, y también vacía.

Me guardo,
doblo en cuatro cuidadosamente,
un domingo leyendo
palabras robadas de un libro cualquiera,
y sé que soy incapaz de escribir alguna yo.
Si llego a escribir un libro
va a tener puros garabatos dentro,
o quizás sólo llegue a dibujarlo.
También puede ser que sólo alcance
a ponerle mi nombre para que no se pierda.
Unicamente así, puedo sentirme dueña
de algo igual a lo que soy,
algo mío.

Qué cerca está mañana y no quiero que llegue,
porque mañana es ayer
y para hoy nunca hay mañana.
Entonces qué fácil repetir lo que no existe
(ya lo hice tres veces, ves?).

Me sigue doliendo la muñeca,
cada vez está más hinchada
y el hielo está muy frío.
El raspón de la rodilla
todavía no cambió
de la gama de rojos;
tocarme la piel muerta
hace saberme viva
y como toda niña
me pongo a jugar con la cascarita,
a ver qué tanto puedo arrancarme.
Y ya no estoy mareada
nada gira afuera
las cosas están en su lugar,
la única que sigue dando vueltas, soy yo.
Tengo los labios cuarteados
como una vieja pintura seca.
Hacé igual frío entre las frazadas que fuera
e igual de aburrida estoy.
Algunos rulos me desordenan el pelo
y todavía bostezo sin lograr dormir.

Me tiro a mirar tele
a ver si finalmente me la cuelgo de cabeza
y así de fácil cambio de programa
mudándome de canal.

Todavía es temprano,
y algo puede pasar.