24.8.07

El día en que me di cuenta que un hombre es sola y unicamente un hombre, fui feliz y entendí los giros del mundo, me despreocupé si faltaban palabras o miradas. Dejé de sumar tanta importancia en una simple figura.

El momento en que me di cuenta cuánto es capaz de englobar una persona, el gran significado y relevancia que puede tener en la vida de otro, pensé mejor a quién tener al lado. Y me acordé que antes de ser hombre se encuentra la persona.

Aunque muchas veces, hay quienes no se pueden despegar de su "papel", de su sexo.

23.8.07

BIENVENIDA

¿Bienvenida cual? ¿Bienvenida qué? ¿Bienvenida quién? De vuelta, más vueltas, idas, venidas y nadie estuvo esperandome (porque yo esperé que esperaran un abrazo al regresar, una palabrita con extrañar). Parece que mi cambio de lugar, tiempo, espacio no afecta ningun orden en el mundo. Me movería por todas partes y sería lo mismo estar quieta, inmovil (playmovil). ...........................................Sería tan fácil desaparecer, esconder la cabeza, dejar de hablar sin que se note. En el silencio retumba la frase de una canción de tiempos viejos, gastados y oxidados pero más cálidos que los actuales: "si alguien me esperara en la estación" con la voz de Sabina. Y se me vienen a la mente las valijas llenas y vacías, boletos de micro, de tren, carteles sin destino, rutas y muchos caminos. Impensables ahora de haberlos andado en su momento; con mi memoria tengo que ponerme de acuerdo y reconocer lo que viví. Suele pasarme que recopilo historias que luego no quiero contar o recordar y una a una van volviendo atrás pasando a formar parte de la gran ecuación irresoluble de cómo llegué al día de hoy. En resumen puedo decir llegué, volví, me fui pero siempre estuve acá o allá, lo normal puesto que no hay espacio distinto. Y tengo historias, algunas historias y unos cuantos recuerdos, pero ninguna que quiera contar. Volví a atrás, volví a ahora.

5.8.07

"DESENMARAÑARME"

El día que logre desarticular el conjunto de sentimientos atrapados en mi cuerpo, voy a poder entender un poco más por qué soy tan odiosa. Entendar el mecanismo que uso continuamente para no hacerme parte de nada, alienarme de hasta aquellas cosas que más quiero. Hasta entonces tengo una valija que espera cerrada sobre la cama, llena de polvo y arañas. Tengo fechas, esperas y ausencias, una lista de nombres e historias recopiladas. Tengo frío, mucho frío, después de haberme incendiado con la garganta caliente; de haberme ahogado en mi propia saliva. Y ese frío, es el que rechaza y busca la ternura que puede existir en los besos ajenos, de mis desconocidos muy bien conocidos. Y... ni siquiera soy capaz de llenar una valija, de guardar, de ordenar, de volcar lo que necesito en ella.