7.9.09

SÓLO TENGO UN NOMBRE

Y me creo capaz de ser algo más que este nombre, más que una piedra, que una huella dejada de paso. Pienso que toda la tierra es mía, que es mío este cuerpo y el otro también, que de mí fluye el agua que bebe el mundo, que tengo poder sobre algo, que soy ante todo una posibilidad de mil significados.
Voy a dejar de mentirme algún día, voy a empezar a creer menos en las cosas, a ver un poco más de cerca todo. Voy a matar algo de magia para después llorarla. Pero nunca más engañarme.
Quizás me pierda o me vaya sin querer y sólo quede mi nombre. Un par de letras usadas, pasadas por agua, por tierra, por todo. Llenas de polvo; llenas de eso mismo que era vida. Será que vivimos siempre de cenizas, de polvo, de historia, de recuerdos, de cepillos viejos... Y yo siempre digo que hay que saber reconocer el pasado para después aprender a llevarlo con uno, sin quejarse del peso.
Un nombre. Quisiera tener palabras, poder decirlas y explicar lo que es este nombre que yo llevo. Quisiera decir en realidad que él me lleva a mí y que se trata de vivir debajo suyo, dentro de un cuerpo, fuera del mundo, lejos del otro.
¿Podré alguna vez hacer uso de esta voz, decir justamente lo que necesito, encontrar la forma precisa? O simplemente dejar de dividirme cada vez que haya un silencio, cada vez que la boca me venza y ninguna lengua me alcance.
Un cuarto a la derecha, un medio a la izquierda, dos tercios al frente. Por todas partes, pedazos. El nombre se rompe, se pierde en una frase antigua, en una lengua muerta. Quiere decir y no puede, el nombre ya no sabe hablar.
Yo soy ese nombre y esa lengua muerta.

3.9.09

ALGO MÁS

Abro una puerta, una boca, despliego una sábana, me entierro en la piel, le doy una vuelta al mundo y vuelvo al principio. Hoy puedo escribir una historia en su cuerpo y no me contengo las ganas, quiero pasar las hojas de ese libro hasta el final.

En estos cuerpos hay vida, lo sé, puedo sentirlo... está latiendo. Hay algo que pellizca en el alma y me dice que no estamos solos, que somos más que dos estructuras yuxtapuestas. Y quiero creer, sinceramente, que hay algo más. Que podemos más que esta carne, que somos más que dos animales cruzados por casualidad.
Pero la piel me duele, esta piel me pesa, el amor se me desangra, se me escurre de las manos y al mismo tiempo se contiene como un artilugio hermético en mi propio cuerpo. Eso es algo que no puedo compartir; me duele no poder hacerlo.

Pasa el día, ya es mañana. Pueden cambiar las cosas, puedo cambiarlas. Quiero creer, sinceramente. Pero la noche se lleva una boca y deja un abrelatas a cambio. La misma tierra disuelve lo que siembra.
No quiero más aparatos, no quiero un animal que se esfuerza por retorcer las superficies hasta dejarles un hueco por donde escapar. No quiero darle de comer mi cuerpo. Quiero un beso sincero con gusto a libertad, que me arrebate el amor y me guarde, así como yo a él, y me lleve. Lejos.