26.10.05

ANTES DE DORMIR

Me despierto nuevamente sola, abro la ventana, me paro, me visto, me lavo los dientes, no como para ahorrar tiempo, me peino, agarro mi mochila y algunas monedas para comprarle unos caramelos... finalmente salgo al reencuentro. Camino las pocas cuadras que nos distancian y al ver Azcuénaga comienzo a imaginarme cómo estará vestido, qué estará haciendo. Me paro delante del portero eléctrico, 5º "B"; espero. Quizás hoy no halle voces, sin embargo no desisto de insistir con mi deseo. Ring... digo Eli y automáticamente se abren las puertas del edificio. Me detengo frente al ascensor, veo los números rojos dudando con angustia si aumentarán las cifras o disminuirán. Espero los dos ceros, para comenzar otra espera más. Suben los números conmigo: 1, 2, 3... hasta las paredes comienzan a contar. Antes de llegar al quinto me miro en el espejo, me arreglo el pelo, me sonrío entusiasmada y cierro la puerta del ascensor. El aroma a coco no hace más que tentarme a entrar a donde quién sabe qué me deparará hoy. Timbre con canción; nunca sé cuánto tiempo exactamente tocar para no molestar o para que la musiquita acabe justo. Me tumbo nerviosa en la pared a esperar de nuevo. Finalmente se abre como develando un misterio o un tesoro y ahí está él, sonriendo. Dirigo mi boca hacia la suya pero me esquiva. Ahora es cuando recuerdo día, hora, mes y el hecho de que no me ama. Intentando disimular la incomodidad lo abrazo, buscando además un consuelo para mí. ¿Cómo pasó que mis manos se perdieron en las suyas, dónde habrá quedado la persona que sentía lo que yo? Camino y traspaso los pasillos con un cartel en la frente diciendo EX en letra negrita. Formalismos y pasos rápidos hacia el cuarto, el único lugar que es mío de esa casa. Mío y nadie me puede negar que esas paredes, pisos, techos, ventanas están tapizadas conmigo. Inútilmente creo que él sigue siendo mi hogar, mi sitio, mi templo, mi espejo; pues yo no poseo nada si aquello (aquel) no quiere pertenecerme.Las charlas se dan entrecortadas por un cigarrilo mío, factores diarios que interrumpen (teléfonos, gritos, pedidos) y mi voz temblorosa diciéndole "acercate más". Lo hace y mientras surgen fluídamente las palabras me acerco lo más posible. Él se aleja, entonces me percato nuevamente la hora, el día, el mes y que ya no me ama más. El año me lo confundo, 2004, 2005, se asemeja lo vivido, el escenario, los actores y las escenas. Lamentablemente aseguro lo que me va a pasar, le va a pasar, lo que voy a sentir y él no va a sentir por mí.El aire tibio se transforma en un perfecto somnífero acompañado por la música, entonces la charla y las almohadas nos obligan a acostarnos. Él cierra sus ojos de vez en cuando, así siempre termina durmiéndose. Cuando finalmente lo hace, yo hago tic-tac con mi cuerpo: tic... me alejo de su boca, tac... me acerco. Sería tan fácil robarle un beso pero no... si no es mi nombre no es mi victoria, NO ES MI PLACER. Apoyo la cabeza opuesta a la suya. Miro el techo y me pregunto por qué no podemos ser como él, seguir sosteniéndonos conjuntamente entre nosotros sin dejarnos repentinamente caer, evitar desmoronarnos. En ese momento es cuando me repito referencias de tiempo y la razón por la que no estamos juntos. También me acuerdo de mi imagen que quería pegar en el techo, las palabras, la poesía ilustrada en mi nombre, la sonrisa del eufórico amante satisfecho. La eterna mirada y los besos de sus párpados. Recuerdo en la risa esa sensación de hadas repicando mi vientre y cosquilleando hasta los rincones de mi ombligo. Sé que nada está muerto, que sólo están en coma los sentimientos; y yo puedo despertarlos. Repito todas estas palabras y acciones hermosas, hoy abrumadoras, sintiendo el peso que siempre van a conformar en mí.Luego de rendirle aquel culto al amor, me llevo un cigarrillo a la boca. Soy lo más cuidadosa posible pues temo despertar con el chasquido del encendedor o asfixiar con el humo a quien se sabe amado mientras descansa a mi lado. Me lleno la boca, el paladar, la lengua, los dientes con el humo. Saboreo, algo siento por lo menos más que este laxante de besos llamado desamor. Más que este plástico con el que él me abraza y me esteriliza, más que estas manos sin rumbo y este corazón sin sentido.Lo miro, lo tapo, diviso un leve movimiento y deseo ansiosa que me roce, que me llame, que me esté pidiendo. Fracaso; acomoda su almohada. Me doy vuelta y su brazo comienza a rodear mi panza, siguiente a esto yo lo veo y lo beso en la frente (más abajo no puedo llegar, puso candados en su boca para mí). Todo lo hago suavemente, no quiero arrebatarle su sueño. Quizás él pueda soñar algo más real que la vida que yo llevo despierta. Tal vez sus aventuras dormido le sean más interesantes que la vida que yo sueño devuelta con él, la rutina más hermosa, la de ser amada.Espero cigarrillo tras cigarrillo, tic tras tac, que él despierte. "Hola mi amor", me bese y pueda ser que tenga ganas de hacer el amor. Sin embargo, estos deseos tienen un gusto edulcorado, los siento todavía más artificiales que los esbozos que dibujo en su cuerpo. Mientras me cautiva sintiendo que respira en mi oído, voy cayendo en la cama, más profundo todavía. Abruptamente me levanto, se desvanece el sueño que estaba teniendo despierta y sus particulas huyen para esconderse en mis pupilas. Ilusiones; qué cuerpo frío es el que envuelve su corazón apaciguado del mío. Pienso para mi adentro dirigiéndome hacia él, "yo te conozco, envoltorio como relleno. A pesar de esto, hoy te siento simular que soy una desconocida". Tic-tac, tic-tac. Si caigo dormida tengo miedo de despertar inconciente del día, hora, mes en que no me ama. Tic-tac, factor interrumpe mi estadía. No quiero ocasionar el accidente de que mi cuerpo se subversione y provoce revoluciones en él. Me calzo, agarro mi atado casi terminado y tiernamente lo despierto. "Ya me voy", él se sorprende. Me entretengo jugando a la amistad y tardo más. Inúltimente espero que me pida quedarme, eso es algo que no puedo controlarlo, son esos deseos rebeldes. Miro el reloj, el cielo, su cara y toco mis ojos. Comienzan a pesarme y mi cuerpo rechaza fumar, se siente áspero, quiere humedad. Él camina pasos al costado y luego baja el picaporte como una vez más de las tantas que ya lo ha hecho. Yo temo lo que al abrir esa puerta se pueda desatar. Si salgo ya no estoy en donde debería, en él, conmigo. Si salgo, estoy perdida en las noches, celos, reproches y besos ajenos... Si salgo me daré cuenta con cachetazos el día, la hora, el mes y que no me ama. Si salgo, dejaré de ser y pasaré siquiera a estar.A todo esto, ya es tarde y el portazo resuena tanto como el adiós. Las cosas se dejan detrás de la madera junto a demás cerrojos y cadenas. Puertas y más puertas atravieso hasta salir a la calle. ¿Libertad? Para él libertad, yo estoy perdida acá o allá, entre laberintos de semáforos, cuerpos y baldosas. Los carteles de neón sólo me iluminan más la frase -ESTÁS SOLA-. Bajo la cabeza, mis pies caminan sin destino cierto, me siento colgando de quién sabe qué, totalmente en la nada. Paso, paso, paso, tic-tac, tic-tac, tic-tac... pensar cuántas veces caminé estas veredas, caminé su boca, me encontré en su cuerpo. Contraponiéndose a todo lo anterior, sé que si hoy miro hacia atrás, ya no voy a ver nada -quizás al llegar, escucharé el teléfono sonar y lo detonaré al no ser pronunciado un específico nombre-. Al bajar la cabeza mientras camino, denoto en la calle el día, hora, mes en que me dejó de amar. Entonces yo escribo, miro los calendarios y presumo fecha en que yo dejaré de sentirme culpable de quererlo hasta en la punta de su pelo. Luego me acuesto y me duermo, creyendo, esperando que mañana yo despierte en sus ojos y estos sean dos espejos que reflejen la figura de los amantes. Entonces, yo espero... P - E - D - R - O ojalá no supiera pronunciar

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