6.3.10

PENSAMIENTOS PIQUETEROS

Un ejército de pequeños seres me invaden el cuerpo y hacen una guerra dentro mío. Cada uno busca clavar su bandera y apropiarse de alguna parte del territorio. "Yo quiero una axila! Yo un ojo! Me quedo con un dedo del pie! La oreja la cantamos nosotros! Le robo las comisuras de los labios! Ey, esa era mi mano!" Y se debaten ideas, conquistas y futuros gobiernos. Algunos seres se comen unos a otros y crecen o se hacen más gordos.

Así con el cuerpo revolucionado, en plena batalla, cada parte de él sigue las indicaciones de un distinto orden. Es un re quilombo, un pie marcha para un lado y otro para el otro, los ojos se la pasan girando, las manos empiezan a caminar, el ombligo intenta ser boca y los dedos, cabellos...

Todos tiran para un lado distinto y claro, yo me voy rompiendo, desgastando. Y no soy más que un pedazo, una pieza de rompecabezas con las patitas rotas.

Este cuerpo no tiene nada de bonito, aunque cada tanto algún ser intente darle un beso y decirle que sí es lindo. Nada de pacífico: es una explosión constante, un recoger cenizas, un no cese al fuego, todo duelo, puro conflicto. Él contra sí mismo y todas sus partes. Un perro que juega a morderse la cola.

2 comentarios:

gerdambra dijo...

sos pura energia, solo que aun no encontraste el canal adecuado, sacate del medio del conflicto y mirá alrededor, vas a ver cuantos iguales a vos encontras

S dijo...

Mirá le encontré un hermano perdido a tu texto:


Y por más que vote por la paz por una cuestión de principios en mí siempre vivirá la guerra. No habrá mañana que al levantarme no haya un ejercito haciendo trinchera detrás de mis orejas, no habrá nunca un desayuno donde no se corte mi laringe para robar provisiones y no tenga el corazón tan lleno de migas como para querer un poco al mundo. Nunca moveré esta mano sin que me serruchen los tendones y me detonen las yugulares. No habrá día sin muertos y cremaciones a las siete de la tarde llenándome de humo y cadáveres los pulmones. A la noche, cuando todo parece pacifico, hasta los tiros, siempre quedaré con el bando vencido, quien viseral me fusila entre los traidores y rehenes.