28.4.11

IDENTIDADES ROBADAS

Y pasa que leemos Whitman y de repente todo lo que escribimos hace ruido, huele a frescas hojas de hierba. Que leemos Arlt y todo de repente dice "rajá turrito rajá". Que bebemos un poco de Pizarnik y al día siguiente una va caminando vestida de cenizas la ciudad. Que nos topamos con Emily Dickinson y comenzamos a ver sustantivos propios donde no los hay.
¿De dónde esa manía de reproducir, quizá copiar -yo creo que no, que copiar no, creo en la intertextualidad, ja!-, de dónde esa capacidad de impregnar, de traspasar todo, de mojar la boca en saliva ajena, de tomar prestadas palabras? ¿De dónde esa transferencia de voces tan instantánea? Esa capacidad de ver fantasmas, de enunciar sus cantos. De rendir homenajes e incorporar formas. ¿Dónde?

Al final pasa que leemos Girondo y todo nos parece un cocktail de personalidades.

1 comentario:

nanablanca dijo...

Que lindo, Eli! Hace rato que no te leía, es lindo encontrarte nuevamente.

Besos

Nana