"ahora
en esta hora inocente
yo y la que fui nos sentamos
en el umbral de mi mirada"
Se decía Eliana mientras miraba de reojo
la sombra que proyectaba en el piso.
Yo soy yo y mi sombra.
Yo soy con ella y ella no me deja.
A veces juego a intercambiarla,
a fundirla entre las cosas de la calle
como un buen poema de Girondo en tranvía.
Y en mi sombra
hay tanto de ciudad como de tierra,
hay tanto de mí iluminado.
Se pega y se despega mientras camina.
Y ojo que alguien la ponga en foco,
ella se distancia, ella se dispara
salta hacia el otro costado.
Eliana se mira a sí y a misma.
Yo y la que fui.
Yo y la que eternamente soy,
porque siempre soy la que fui.
Nos ponemos a charlar
y nos reímos de lo parecidas que somos
y jugamos a buscarnos las siete diferencias.
A ambas siempre le falta una.
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