Comprendí entonces que ese marco de independencia, esa bolsa de oportunidades no me aseguraba ningún tipo de libertad, sino que al contrario me condenaba a vivir en un mundo únicamente compartido con mi sombra, a yacer en la inmensa soledad irremediable: yo.
Quise imaginar próximos años, el futuro cercano, pero mi corta vista no hizo más que inventar y desinventar un personaje irreconocible; y me lo apropié, le puse mi nombre. Quien nada es de por sí, enajenado del otro es doblemente nada y eso soy.
Caen las palabras y dejan un pozo gigante en el piso, en el cielo y en mi voz. No sé si me falta el alma o la respiración, pero lo que sí sé es que el hueco del piso no es el único vacío que hay y me pesa. Como siempre está ese gran fantasma, la ausencia, la muerte, la falta, el silencio, la inacción... todo eso que no pudo ser.
Ese lado oscuro y polvoriento debajo de la cama.
1 comentario:
paso a dejar mi humilde gota.
y a decirte que esto es lo tuyo, gorda payaso.
te quiero
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