10.2.07

BUENAS TARDES

Buenas tardes, porque todavía el sol está. De seguro es por lo orgulloso que es, a esta hora debería cederle su espacio a la noche. Y que sea noche así tapa las cosas como son, mejor pintarlas con un poco de sombra y no tan brillantes. Todo eso es mentira, las chipas, que cambian de colores... Mejor es sobresalir por uno mismo, sólo sentir las cosas al tocarlas y reconocerlas -porque para cada una de ellas la piel es diferente, se retuerce de otra forma, se marca, se dobla-. Mirar adentro y no poder hacerlo afuera; y que las luciérnagas sean estrellas.
Que sea oscuridad, un mar, la desaparición; pues el blanco quema. Que sea la voz quien entone esta oración y no los puntos y las comas. Que sea mi vida quien condimente el adiós, cuando sea momento y no antes. Yo corro despacio pero que nunca la muerte se me adelante, no quiero hacer de mi vida una carrera contra el tiempo. Lo que pasa es que vivir a destiempo, me hace volver atrás y girar en el presente. Quizás mañana fue hace tres días. Y la comodidad del encierro no me deja ver ciertas cosas.
Todavía el techo no se transformó en cielo, queda tiempo para cambiar y salir de acá. Porque hasta el frío tiene algo de lindo... Hay que dejar que pase para sentir caliente el sol y no cansarse de él. A veces quiero apagarlo, pero no lo hago y tampoco puedo. Aunque hay algunos soles que se pestañean constantemente y se van a dormir, esos si se pueden cegar. Sin embargo son ellos los que nunca quisiera apagar, me hundiría en ese fuego y sólo así aceptaría ser parte de la luz. Entera.
¡Qué bueno es no poder alcanzar el sol! Pero él sí se te pega al lado, te usurpa la piel y quema; como quienes tocan timbre, golpean la puerta y entran. Es el que grita para saludar. Y yo, hablo en voz baja, desde adentro y hacia allá.
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